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Foto de Andrea Piacquadio (CC) |
Parece que la vida es una constante pérdida de oportunidades. A mí, como a todo el mundo, supongo, me preocupan muchas. Uno las puede descubrir, repasando su biografía y prestando atención a los episodios y analizando lo que fueron, como se desarrollaron y acabaron. Siempre acabas vislumbrando aquella bifurcación que te obligó a elegir cuál camino tomar y a toro pasado te das cuenta de que esa decisión provocó la pérdida de una oportunidad.
Pero pérdidas de oportunidad, las hay de muchas clases. Algunas son tan evidentes que hacen que te tires de los pelos y otras solo te provocan una sonrisa torcida de resignación.
Una que yo considero de cierto peso, os hará pensar que el que escribe es un majareta. No pasa nada, solo es cuestión de reflexionar más y mejor y… oye, igual llegas a la misma conclusión.
He perdido la oportunidad de morir joven
Sí, lo que estás leyendo. Al fin y al cabo se calcula (esas cosas que hacen los antropólogos, cuando han perdido la aplicación de hacer sodokus) que a lo largo de toda la historia más o menos el 65% de los seres humanos no han cumplido los 50 años.
Morir con una edad relativamente joven es muy chulo. Mientras que morir viejo es una mierda.
De acuerdo; los hijos aún son pequeños y eso duele en el alma, pero con suerte lo superarán muy pronto y para ser sinceros, tendrán el mismo duelo que si mueres ya siendo un abuelo. Obviamente, morirse no es grato, ni cuando es por un ataque de risa. Pero si nos centramos en «la oportunidad» perderla, no es lo mejor. Porque, como decía, la alternativa es una mierda: Dolores, enfermedades, achaques, visitas al hospital, medicación, rigidez, lentitud, torpeza, olvido... en ocasiones abandono por parte de tus seres “queridos” …
¿Quién quiere pasar sus días, en una silla, atado para que no te caigas y mirando a la pared por horas?
¿Te asombras? —Pues, mi querida personita, los geriátricos están llenos de esa estampa.
Pero vamos al asunto:
Aún podrías perder más oportunidades. Una que me preocupa es la de no saber qué hacer con las oportunidades perdidas; especialmente con esta que hemos estado comentando (o mentando).
Al Juan Luis Arsuaga, paleoantropólogo (Atapuerca) le escuché el otro día decir que lamentablemente la gente confunde longevidad y esperanza de vida. Afirma que la esperanza de vida se extiende gracias a los avances médicos, pero que la longevidad actual del animal que somos, sigue siendo prácticamente la misma que la de los sapiens de hace 25.000 años. Alrededor de 70 años.
Así que, para acabar, si hemos perdido la oportunidad de morir jóvenes, aprovechemos la pérdida, para no acumular otra: La de hacer de la senectud, una obra de arte que admire a los demás. Quizás los mismos años, quizás un poco menos, pero con más intensidad.
La vida es todo aquello que no hemos hecho.
Veremos como se nos presenta el panorama. De momento resisto bien sin necesidad de ninguna ayuda. Veremos, digo. Siempre me han gustado las Costas de Garraf. Siempre.
Nadie va a renunciar a priori, a a morir lo mayor posible, evidentemente llegando en condiciones de autonomía más o menos aceptables, eso ya se lo pone cada uno. Lo de estar cara a la pared no creo que sea de recibo, mejor una ventana abierta o un balcón sin barandilla
Te comprendo, para mi, seguro, no, segurísimo que la prefiero. Morir joven o al menos, no demasiado mayor. Sin embargo, lo que es la vida, ahora que tengo a mi madre viviendo conmigo, porque está en esa parte de la vida en la que salvo comer y sonreír poco más puede hacer la pobre, doy gracias por la oportunidad de disfrutar de una persona de la que aun siendo su hija, a penas conocía "de verdad". Cuando un ser humano, se vuelve dependiente absolutamente, ves su verdadera naturaleza y ahí es donde nace el verdadero amor por él/ella, porque no te da nada más que su compañía, pero eso, se vuelve algo tan entrañable y tierno, que no la cambiarías por nada. Cuando mi madre entra en bucle con cosas como...¿qué pinto aquí? ¿por qué no me voy con la lata que te doy? -Porque a mi me ha salido una naturaleza alegre y vital para compensar lo trágica que es la de ella- yo siempre le digo, mamá ¿quien va a sembrar recuerdos en tus nietos para cuando sean abuelos? ¿quien va recordarme todas las cosas que viviste para no olvidar de donde vengo? ... mejor lo dejo ya, que este asunto me pone muy triste ...
Un beso
Creo que tu madre, a pesar de su situación de salud, es una persona afortunada.