Recuerdos de La Purísima

Hoy es un día que me devuelve recuerdos de vivencias pasadas entre los 10 y los 16 años. Y es que un servidor tuvo el «privilegio» [risas] de hacer su bachillerato en un colegio de los Hermanos Maristas. Y no deja de ser algo que a pesar de todo siempre he agradecido a mis padres, que para pagar ese colegio, tenían que hacer un esfuerzo, porque no se fiaban del Instituto Oficial. Mi padre, pensaba que el Instituto era una fábrica de "rojos". (Papá, siempre fuiste un buenazo...)

Y recuerdo este día, porque mi sacro santo centro de enseñanza, se llamaba ni más ni menos que "Colegio de la Inmaculada Concepción de Maria". Y claro, la jornada la celebraban a todo lo alto. Y aquellos me gusta la fruta, no tenían otra ocurrencia que mantenernos en formación de filas, en un patio a la intemperie, mientras se cantaba el cara al sol, (hiciera sol o un frío que pelaba). Se rezaba un rosario y luego, para más postre, se recitaban redacciones escogidas y ganadoras (modo concurso) dedicadas a la madre. Porque no sé si mis apreciados lectores, tiene edad suficiente como para recordar que este día, entonces, también era el día de la madre.
Una tortura envuelta en desconsideración, especialmente para los más pequeños, algunos de los cuales aún vestían pantalón corto. La payasada, con cantos a la Virgen, duraba unas dos horas. 
Mi recuerdo tiene sabor de odio, venganza no realizada y asco infinito. Celebrar el milagro de la concepción sin mácula de una señora, que luego milagrosamente virgen concibió un dios encarnado (no confundir con rojo, de carne; no el color) que según cuenta la leyenda era hijo de un palomo. 
Veréis por muy raro que os pueda parecer, creo en milagros. Bueno, solo en uno:
Creo en el milagro de que habiendo estudiado donde estudié, aún tenga el culo virgen.

El patio de marras.
Los más jovencitos quedaban a la izquierda y no se ven en la foto.
Hoy en día este patio, remodelado como plaza pública, es de las
más visitadas del barrio histórico de Girona.