El clima de odio contra la AEMET

El clima de odio contra la AEMET: una tormenta de desinformación (muy calculada)

Roman Samborskyi/Shutterstock
Virginia Martín Jiménez, Universidad de Valladolid; Leticia Rodríguez Fernández, Universidad de Cádiz y Sergio Arce Garcia, UNIR - Universidad Internacional de La Rioja

La Agencia Estatal de Meteorología en España (AEMET) ha sido objeto de una creciente ola de insultos y amenazas en sus redes sociales. Esta hostilidad se ha intensificado en los últimos años, vinculada a la proliferación de teorías de la conspiración y desinformación que niegan el cambio climático.

{tocify} $title={Sumario:}

No es un fenómeno aislado en España –y que vimos agravado durante la dana que afectó a parte de España en octubre de 2024–: en países como Estados Unidos, los meteorólogos sufren situaciones similares, especialmente tras eventos climáticos extremos como los huracanes como Helene y Milton.

Estas campañas de odio y desinformación no solo afectan a la integridad y seguridad de los profesionales de la meteorología, sino que también socavan la confianza pública en las instituciones científicas.

La difusión de teorías conspirativas, como la de los chemtrails (aviones que supuestamente fumigan para cambiar el clima y provocar sequías), ha llevado a que los meteorólogos sean acusados falsamente de manipular el clima, recibiendo por ello amenazas directas a su integridad física.

La estrategia que está detrás: la “lluvia fina”

Las campañas de odio y desinformación contra la Agencia Estatal de Meteorología, según se muestra en el trabajo publicado recientemente en la revista Social Inclusion, se articulan mediante acciones meticulosas que buscan erosionar la confianza en la ciencia y las instituciones.

Una de las tácticas empleadas es la denominada “lluvia fina”, que consiste en la difusión constante y sutil de mensajes falsos o distorsionados para influir en la percepción pública. Esta técnica se basa en la repetición persistente de desinformación, logrando que, con el tiempo, las personas internalicen estas falsedades como verdades.

En este contexto, los llamados “nanoinfluencers” desempeñan un papel crucial. Aunque son perfiles que cuentan con unas audiencias más reducidas en plataformas como X (anteriormente Twitter), su cercanía y credibilidad les permiten amplificar mensajes conspiranoicos que logran una gran difusión en las redes con el apoyo de los algoritmos. Paralelamente, las granjas de trolls y los bots automatizados se dedican a generar y propagar contenido hostil y desinformativo, creando una apariencia de consenso y validación social.

Esta combinación de actores y tácticas facilita el “cultivo de activos ignorantes”, es decir, individuos que, sin ser conscientes de ello, se convierten en propagadores de desinformación, contribuyendo a la erosión de la confianza en entidades científicas como la AEMET.

En el trabajo publicado en Social Inclusion se denuncia un porcentaje significativo de mensajes con contenido de odio dirigidos hacia la AEMET, impulsado por teorías conspiranoicas y negacionistas.

Alrededor del 25 % de los textos analizados contenía hostilidad en grados variados. Esto indica que una parte considerable de la conversación online sobre la agencia está marcada por emociones negativas, que van desde insultos a ataques a la integridad profesional de los científicos y meteorólogos.

El impacto de este tipo de mensajes va más allá del mero daño emocional o personal a la AEMET y a sus profesionales, dado que este discurso del odio genera un clima desinformativo que contribuye a la erosión de la confianza en estas entidades, lo que termina por desencadenar un escepticismo generalizado hacia la ciencia. Este tipo de desconfianza puede derivar en consecuencias graves, como la falta de preparación ante emergencias climáticas o la indiferencia ante alertas meteorológicas críticas.

Por otra parte, el análisis de los mensajes muestra que una gran parte del odio hacia la AEMET está vinculado a la difusión de teorías de conspiración, especialmente aquellas relacionadas con la geoingeniería y los chemtrails. Estas narrativas, que alegan que la agencia meteorológica y otras instituciones científicas manipulan el clima con fines oscuros han sido promovidas por ciertas comunidades en línea movidas por unos intereses muy concretos.

Los mensajes que mencionan estas teorías –y que ganan visibilidad gracias a los algoritmos– no solo desinforman, sino que también generan un entorno marcado por el odio, la radicalización y el rechazo de la evidencia científica.

¿Quiénes están detrás?

Desacreditar instituciones científicas como la AEMET puede ser útil para ciertos movimientos que buscan consolidar poder e influencia. Cuando la población deja de confiar en fuentes oficiales, es más fácil que se adhiera a discursos alternativos que esos grupos promueven. De este modo, la desinformación se convierte en una herramienta eficaz para manipular la opinión pública, frenar avances científicos y socavar la confianza en instituciones clave para la sociedad.

Erosionar la confianza en la ciencia y las instituciones no es, por tanto, un fenómeno espontáneo, sino una estrategia con objetivos y actores concretos. El discurso de odio hacia la AEMET no es solo una manifestación aislada de hostilidad, sino parte de un problema más amplio relacionado con la desconfianza hacia la ciencia y la difusión de teorías conspirativas generadas por un interés desinformativo.

Abordar estos problemas requiere una combinación de esfuerzos: mejorar la comunicación científica, fortalecer la moderación de contenido en las plataformas de redes sociales y promover una cultura de diálogo respetuoso y basado en la evidencia. Solo con una respuesta colaborativa y bien fundamentada se podrá mitigar el impacto del odio y la desinformación en las instituciones científicas, protegiendo así su integridad y credibilidad en el futuro.The Conversation

Virginia Martín Jiménez, Profesora de Periodismo, Universidad de Valladolid; Leticia Rodríguez Fernández, Lecturer, Universidad de Cádiz y Sergio Arce Garcia, Profesor e investigador en comunicación digital y redes sociales., UNIR - Universidad Internacional de La Rioja

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation

2 Comentarios

AÑADE TU COMENTARIO
Un emoticono? Cópialo i pégalo:
😀😁😂😃😄😅😆😇😉😊😋😌😍😎😏
😐😓😕😘😜😞😠😲🙈🙉🙊🙏💩💪🙋
También puedes añadir foto o vídeos, simplemente escribiendo
su URL en el cuerpo del comentario. (Asegúrate que es la correcta)

  1. Se trata de perjudicar al otro, en este caso AEMET, sempre s'espolsen la culpa pasant-la a l'altre.
    Salut.

    ResponderEliminar
  2. Totalmente de acuerdo con los científicos. Ese clima de odio es la clásica reacción fascistoide -sí, hay que llamar a las cosas por su nombre extenso porque va más allá de las connotaciones del pasado- para generar discordia, confusión y caos. En la sociedad, contra la legalidad democrática y pactada, contra la Razón. En lo de la DANA de Valencia lo han intentado todo con tal de mantenerse en el burro el mal gestor ya conocido. La única manera de hacer frente a ese y otro clima de odio es implicándonos todos y cada uno, haciendo valer las informaciones correctas, las que provienen de órganos calificados. ¿Te vale mi opinión?

    ResponderEliminar
Artículo Anterior Artículo Siguiente