Solo una mente tan estúpida como endemoniada puede persistir en la idea de que, así acabará con el terrorismo de Hamás. Esos niños que sobrevivirán a este horror, crecerán muy posiblemente lejos de lugar que les vio nacer. En los países que tendrán que acogerlos, procurarán educarlos lo mejor posible, pero dudo mucho que puedan apagar las brasas de odio que permanecerán encendidas durante muchas generaciones.
Todas las maldiciones caigan sobre ese hijo de Satanás y aquellos que, pudiendo, no le impiden seguir con esta injusticia cruel e ignominiosa.
foto: N.Y. T.
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