El bardo
Creer o no creer, esa es la cuestión.
No lo dijo Shakespeare, pero vamos, como si lo hubiera dicho. Los creyentes (en general) suelen sonreír sobre las propuestas de otras confesiones y creencias, mientras que aceptan a pie juntillas, otras fantasías procedentes de la misma suya tan faltadas de lógica o más.
Yo no soy creyente, pero no apuesto por nada y lo observo todo. Soy de los millones de personas que se limitan a decir que nada pueden asegurar ni nada desmentir porque en realidad, sobre la continuidad de la vida, no sabemos absolutamente nada, por mucho que se proponga, piense, acepte como "revelado" o cosa parecida. No sabemos nada de nada y la ciencia, no puede certificar nada; al menos de momento. Dicho todo esto, mi posición personal es que "la intuición" me dice que después de la muerte no hay absolutamente nada. ¿Por qué razón debería haberlo, más allá de un deseo fruto de nuestra natural angustia al hecho de desaparecer?
Así, pues, ríete todo lo que quieras. Allá tu y tus circunstancias personales. Las mías no me producen sonrisas; me producen "cara de palo"
El bardo
En el budismo, el periodo entre la muerte y el renacimiento se conoce como bardo.
Este término, que significa "estado intermedio", se refiere a una fase transitoria en la que la conciencia de un ser viaja hacia su próxima existencia. La duración de este estado varía según las diferentes tradiciones budistas, pero en el budismo tibetano, se cree que puede durar hasta 49 días.
Descripción del bardo
Durante el bardo, la conciencia del ser fallecido pasa por diferentes etapas y experiencias, influenciadas por su karma acumulado en vidas anteriores. Este concepto es fundamental, ya que el karma es la fuerza que determina la naturaleza de la próxima reencarnación.
El bardo no es un lugar físico, sino un estado mental de transición.
En este estado intermedio, la conciencia se enfrenta a visiones y proyecciones de su propia mente, algunas pacíficas y otras aterradoras. La tradición budista tibetana describe este proceso en detalle en el texto sagrado Bardo Thödol, conocido en occidente como "El libro tibetano de los muertos". Este texto sirve como una guía para el difunto, con instrucciones y oraciones para ayudar a la conciencia a navegar por este estado y alcanzar la iluminación, evitando así el ciclo de renacimiento (samsara).
Para los budistas, el bardo es un momento de gran oportunidad. Aunque puede ser confuso y desafiante, es un periodo en el que la conciencia es particularmente susceptible a la influencia. Si un ser logra reconocer la verdadera naturaleza de las visiones y mantener la claridad mental, puede liberarse del ciclo de la reencarnación. Por esta razón, se realizan rituales y recitaciones de textos sagrados durante este periodo para guiar al difunto.
Hay que tener en cuenta que para un creyente budista, la reencarnación es algo "esperable pero no deseable". Ellos lo entienden como pasos necesarios, pero su anhelo espiritual es superar la necesidad de reencarnar, lo cual solo es posible al alcanzar lo que llaman "iluminación"
Algunas escuelas afirman que durante el bardo, la consciencia escoge entre otras cosas, los padres y el lugar y situación en la que reencarnará de acuerdo con aquello que mas le conviene para ir superando etapas hacia esa iluminación.

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