Okanu, haciendo la siesta


—Me gustaría morir con buena salud— Me suelta el muy cabrón, de golpe y sin venir a cuento alguno, al menos aparentemente.

Y ahora, ¿qué te pasa?

—Nada jefe; solo que estaba pensando en el invierno. Ha llegado. He sabido que el solsticio fue el pasado domingo a las cuatro de la tarde y tres minutos. Y estaba pensando que a menudo se usa el invierno como una analogía de la vejez y como que tanto tú como yo, ya somos viejitos, le estaba dando vueltas al asunto.

Y ¿qué clase de vueltas le dabas, Okanu? Está visto que ese hámster que tienes por cerebro, no para ni un momento. Vamos a ver, cuéntame; pero no lo hagas muy largo que me duele la hemorragia del ojo. 

—No es nada hermano, solo estaba calculando. Mira: El año tiene 4 estaciones. Primavera, verano, otoño e invierno. Semejantes a los ciclos de la vida. Dime Noxeus, ¿tú cuando crees que empezó tu invierno?

Es una pregunta interesante. No tengo muchas ganas de contestarte, porque ya veo venir que me saldrás con alguna de tus ocurrencias, pero allá voy: Creo firmemente que mi invierno empezó cuando me operaron del cáncer de pulmón y la lucha subsiguiente. Entonces tenía sesenta y un años. ¿Satisfecho?
Además, fue entonces cuando te adopté, lo cual envejece a cualquiera.

—Hi, hi, hi...!

¿Y esa risita?

—Nada, que la vas a palmar pronto. Calculemos 61 años, son las dos terceras partes de tu vida y que corresponden a tu primavera, verano y otoño. Me dices que a los 61, concretamente el 2 de marzo de 2011, el carnicero te extirpó las dos terceras partes de tu pulmón pringoso. Echo cuentas y eso quiere decir que hasta entonces tus tres estaciones (primavera, verano y otoño) suman exactamente 22.474 días.
Eso quiere decir que tu cuarta parte restante, el invierno, tiene que durar más o menos 22.474 / 3 = 7.491 días. Así que vete preparando los papeles que si no me equivoco te queda invierno hasta mediados de 2031. 

¿Serás hijo de puta?

—¿Yo?  ¿Y ahora que he hecho? No me pegues, joder!