Conversaciones con An'ya sobre negacionismos

El Otro tiene la propiedad de aparecer siempre detrás de un pensamiento. En ocasiones lo intenta en los momentos iniciales de la meditación, pero ésta misma, lo rechaza. Suele insistir, pero al final sucumbe.
Los procesos reflexivos son su puerta de entrada a ese extrañó habitáculo mental donde se elaboran  las imaginaciones y cuyo espacio perfuma la inspiración con las esencias de las musas. 
El Otro aprovecha la mecánica del discurrir, el movimiento de la reflexión y se cuela. Se acomoda y habla en ese susurro de origen ilocalizable en la caverna mental, pero expresivamente claro, cargado de elocuencia. Es la oratoria insonora de An'ya

—El miedo hermano, el miedo. Ese es el causante —Su voz sin sonido interrumpe mi pensamiento que trata de entender el negacionismo de la pandemia y el rechazo a la vacuna. Es evidente que El Otro convive con mi pensamiento y aunque no siempre, en ocasiones trata de interponerse colocándose en frente. 

—No es otra cosa que el miedo a la sociedad. A tus iguales, a la estructura que conforma las civilizaciones; en definitiva, es un miedo a la humanidad. Le podéis dar explicaciones como, desconfianza a los gobiernos, a los poderes en la sombra, a las farmacéuticas... a lo que quieras, pero el origen es mucho más antropológico: Es el temor hacia el otro, hacia el desconocido, el extranjero...
Es una faceta más de los miedos ancestrales. Cuando de alguien o de algo se desconoce, la reacción es el temor. Y la primera reacción del temor es la negación. El niño que teme una presencia imaginada en su dormitorio, se tapa los ojos. Es su forma de intentar negarse la presencia imaginada. Tendemos a negar la posibilidad de vida extraplanetaria inteligente porque en el fondo, tememos la posibilidad de su belicismo, su mayor cuota tecnológica o su capacidad destructiva. La forma más fácil de afrontar un problema es negarlo. 
Hay otras formas de negar, como por ejemplo, desviar la atención. No es insustancial el hecho de que los movimientos antipandemia o antivacunas deriven su justificación apelando a la cuestión de la libertad personal. Es su forma de mirar hacia otro lado y justificarse así mismos el valor de su ideología. 

Y mientras escucho al Otro, me pregunto que pueda haber de cierto en esa forma de entender el fenómeno. Es claro (para mi) que si An'ya me habla así, es porque en mis profundidades mentales subyace esa idea: 
El miedo como causa de algunas celebres negaciones.
La negación como recurso psicológico para apartar temores. 

Al fin y al cabo es algo que la Iglesia ha hecho por siglos. Cuando alguien ponía en cuestión las verdades bíblicas, el miedo más animal, despertaba en instituciones y personas. El contraataque era negar. 
Y en este punto me viene a la mente otra realidad: Que cuando el contraataque es la negación, la derivada inmediata es la violencia. Por eso no me gustan los negacionismos militantes.


Imagen de ambermb en Pixabay

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