Dos años y medio no fue tiempo suficiente para que él aprendiera que no era bueno amar en silencio. Durante todo ese tiempo, Carla exploraba el rostro de su amante tratando de que sus miradas se cruzaran, pero fueron muy pocas las veces.
Al principio, la excitación de la novedad, conseguía ocultar una frialdad que Antonio no podía evitar. Era su naturaleza.Y eran creativos en sus artes amatorias. Imaginativos en la escena. Incluso extensos en los preliminares. No faltaban los detalles durante la jornada. Aquellos que, bien por parte de uno o de la otra, anunciaban y declaraban el deseo, con la elegancia del gesto discreto, o las insinuaciones apenas perceptibles.
Pero a Carla le seguía faltando la mirada. Extrañaba insatisfecha las palabras encendidas en los instantes de la más estrecha intimidad. Era una lástima, pero Antonio, siempre olvidaba la ternura.
Por eso aquella tarde, Carla, mujer decidida, le anunció a Antonio que aquello, no era lo que quería.
No se vistió hasta mucho después de que él se marchara sin siquiera despedirse.
Pues es cierto, unas palabras dichas con amor pueden llenar más que un polvo salvaje.
ResponEliminaEso es para tener en cuenta.
Salut
Qui és Carla?, més que tendresa jo diria tristesa, o fermesa de Carla en trencar.
ResponEliminaSalut.
La tendresa que li manca a la Carla, no és la seva, sinó la del seu company.
ResponEliminaQui és la Carla? - Una dona qualsevol, de qualsevol edat, de qualsevol lloc.
Realmente se me hace difícil entender que duraran dos años y medio de esa manera. Podría comprender algún que otro encuentro sin mediar a penas palabras, pero dos años y medio, jamás. Y una mirada, por favor, no mirarse, no hablarse con la mirada... Definitivamente, una relación para mí incomprensible.
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