| Realizar cada acción como si fuera la última de tu vida, despojado de toda falta de propósito, de toda desviación impulsada por la pasión al señorío de la razón, de la pretensión, del egoísmo, de la insatisfacción con lo que el destino te ha otorgado. Estas son las pocas cosas —según el filósofo romano— que necesita dominar el hombre, para vivir una vida próspera y respetuosa con la divinidad, porque los mismos dioses no exigen nada más de quien mantiene estos preceptos. |
Y para mí, que reconozco el peso en la parte del pensamiento occidental, que se deriva de las Meditaciones de Marco Aurelio, afirmaciones como la anterior, me suponen un mar de dubitaciones que no me están resultando fáciles de superar a lo largo de mi vida.
En primer lugar,
está ese tinte que colorea el aforismo cuando coloca a la divinidad en la reflexión. ¿Acaso vivir una vida próspera y respetar a esa divinidad, no son ya en sí mismos, un propósito en la acción?
En segundo lugar,
dudaré siempre, en uso de mi libertad de pensamiento, de cualquier conducta que se base en supuestos preceptos divinos y confiaré, más fácilmente, de los preceptos que se deriven de la ley natural que se fundamente en los tres pilares primordiales: la bondad, la belleza y la verdad comprobable.



Que ridícul i estrany resulta qualsevol que se sorprengui de tot el que passa a la vida. Això ho deixà escrit a les seves Meditacions Marc Aureli.
ResponderEliminarParlarem i reflexionarem més vegades sobre les coses del filòsof emperador.
EliminarPero la ironía nos permite utilizar a los dioses, sean varios o únicos, en nuestras metáforas, símiles, otros yo y demás zarandajas de nuestras reflexiones, así que no te inquietes, con quien debemos llevarnos bien es con Caronte, al que vemos zarpar de un lado a otro todos los días, sin que requiramos aún -ni se te ocurra- nuestros servicios.
ResponderEliminarMax me dice que hay que pensar y realizar no como lo último que hagamos sino como si empezásemos nuevamente, pero eso sí, matiza, sin creer en exceso nuestra acción y nuestra omisión o defecto. Max se ha ido murmurando porque no quiere perderse el puesto que tiene allí...en el Vaticano, donde todo es hoy una muestra de humildad y sencillez.
ResponderEliminarMe parece que Max se llevaría bien con Okanu. Ambos saben llevar la sabiduría en un bolsillo y sacarla solo cuando conviene.
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