Y también, nos quieren ciegos. Cuando la barbarie apaga la vida de los fotoperiodistas, también apaga nuestra luz para que no podamos ver. Ellos y ellas son nuestros ojos. Para hacer su trabajo tiene que ponerse al descubierto - y no solo en las líneas de fuego- arriesgando su vida a unos niveles que cualquiera tacharía de insensatez.
Israel está sobrepasando lo aceptable. Y digo bien, cuando digo Israel. Que no me vengan con matizaciones como la consabida «gobierno de Israel» o «Netanyahu». No! A estas alturas, esa sociedad ya es cómplice y partícipe.
Israel está sobrepasando lo aceptable. Y digo bien, cuando digo Israel. Que no me vengan con matizaciones como la consabida «gobierno de Israel» o «Netanyahu». No! A estas alturas, esa sociedad ya es cómplice y partícipe.
Fatima Hassona, protagonista de un documental seleccionado para ser exhibido en el Festival de Cannes el próximo mes, ha sido asesinada en un ataque aéreo israelí en su hogar en el norte de Gaza. Graduada de la Universidad de Ciencias Aplicadas de Gaza, Fatima no solo ejercía como fotógrafa, sino que se convirtió en un testigo visual de la realidad que se vuelve cada vez más dura en su país. Horas antes de su muerte, compartió una imagen del atardecer desde su balcón, comentando: «Este es el primer atardecer en mucho tiempo». No sabía que también era el suyo.
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"Si moro, vull una mort sonora, una mort que el món escolti”, va escriure Fatima Hassona, és el mínim que podem fer, divulgar la notícia del seu assassinat i el de la seva família. DEP
Dubto que es compleixin, les que varen ser les seves expectatives; malauradament.
La maldad no quiere testigos.