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bitácora

20 de agosto

St. Antoni Portmany (1949)


Tal día como hoy, aquel 20 de agosto de 1949, que ya se me antoja muy lejano, mi madre me abrió las puertas a este mundo. Eran las últimas horas de una tarde veraniega y aunque no lo recuerde, pienso que aquellas luces, ya menguantes y rojizas en el interior del Mediterráneo, fueron las primeras que alumbraron la vida que me esperaba. 
Entre cuatro paredes, con la ayuda de una comadrona, vine al mundo en la fonda Can Tarbá —hoy día un importante hotel— en un hermoso pueblecito costero al que entonces "el régimen" impuso en llamarl San Antonio Abad y que décadas después recobraría su auténtico "Sant Antoni de Portmany" con el que había sido conocido desde mucho tiempo atrás.

Agradecer a la vida, esa misteriosa experiencia de vivir con consciencia estos 76 años. Una consciencia que no es un valor absoluto y que, ¡ay de aquel que no lo reconoce!, tiene su periodo de desarrollo, sus ondulaciones, subidas y bajadas, momentos brillantes y otros más oscuros.

Años después vino un hermano: Carlos. El mismo día 20 de agosto, esta vez en 1957 y esta vez en Girona, que entonces era GErona. Hoy, por tanto, hubiera cumplido 68 años. Lamentablemente, falleció este pasado 26 de junio.

En esta iglesia fui bautizado. Evidentemente sin pedirme permiso.

La Iglesia de Sant Antoni de Portmany es la segunda iglesia más antigua de la isla de Ibiza. Su construcción se inició en el 1305 por el arzobispo de Tarragona, que autorizó a los habitantes a construir una iglesia para no tener que desplazarse.
 
Más adelante, allá en el siglo XVI la isla fue objetivo de continuos ataques de piratas y corsarios que acosaban los pueblos costeros para saquearlos. Fue entonces cuando se decidió reconstruir y modificar  la Iglesia de Sant Antoni de Portmany, como un templo sin ventanas, con muros sólidos y con puertas de hierro, que servía de templo religioso a la vez que de fortaleza donde refugiarse y protegerse de los ataques enemigos cuando lo necesitaban.