Leica D-Lux 8

Es una de esas cosas que me imagino, resultan difíciles de comprender si no se está muy metido en el contexto de la fotografía. Y aun así, habría que reconocer que hay que tener las cosas muy claras y saber perfectamente que se quiere o que se persigue. También, para comprender lo que sigue, se precisa no dejar de lado aquello de... los años que se tienen.

Cambiar todo un equipo fotográfico que me venía acompañando desde hace unos quince años, los que menos y alguna pieza, cerca de 40. Depositarlo en una tienda, sobre todo porque no lo usas y no lo necesitas y cambiarlo todo por una pequeña cámara compacta, que es más pequeña que un móvil. Esa ha sido la proeza. 
Era una mochila que pesaba unos siete kilos a la ida y que a la vuelta contenía una pequeña maravilla que no llega al medio kilo.
Que si yo hubiera tenido la paciencia y voluntad necesaria para venderlo personalmente en sitios como Wallapop o Mil Anuncios, podría haber obtenido más dinero por las diversas piezas, no me cabe la menor duda. Pero justo es de lo que carezco, la voluntad de hacerlo, la paciencia para hacerlo y la fuerza para sacudirme la pereza.
A los que no están en el ajo, explicarles lo que es una Leica resulta complicado y a los que saben lo que es, no hace falta decirles nada. Esta es la hermana menor de la familia, pero lleva sus genes. No necesito nada más. (En realidad, y a pesar de la «descarga», aún conservo, una cámara Sony y una Lumix). En lo sucesivo veremos que tal nos llevamos. Era un paso necesario, imprescindible y forma parte del camino hacia una resurrección fotográfica.
Por cierto, mis fotos, además de en Aminus3, también viven en Tumblr, aunque en esta última plataforma solo se puede comentar (o interactuar) si se tiene una cuenta.