Recibir cinco whatsapps idénticos de una misma persona a lo largo del día anterior a la Navidad. Contestas al primero y al segundo también, con un par de emoticones. Pasan las horas y recibes tres más y como digo, idénticos. El árbol con sus bolas, una estrella en el ápice y un gatito durmiendo al pie.

Por la tarde noche, decides hacerle una llamada con el ánimo de comentar un poco la broma y añadir un poco más de buen humor. Es un amigo de juventud que marchó de Girona, hace como 50 años. Nos hemos visto pocas veces. Nos une el amor por la imagen y la fotografía.
Marcas la llamada, pero no es él, el que coge el móvil. Es su mujer y al explicar el hecho, la escuchas llorar y te dice que le han diagnosticado Alzheimer y que hace cosas como esa y muchas más. Tiene mi edad.
Sorpresa y tristeza.