De estreno

Estrenar un ordenador es como una locura. Un palizón de mucho cuidado a lo que no ayuda nada, esa maldita manía de las gentes de Microsoft de cambiarle el nombre a las cosas. Bueno, no quedaba otra. La anterior máquina ya empezaba a presentar «negaciones», así que antes de tener un disgusto, ha tocado hacer limpieza, copiar información y darle mano a Windows 11 (legal, por supuesto) en señal de confianza.

Se acabó comprar «marcas».  Y es que, además de la maldita obsolescencia programada, los señores punteros en el mercado, tienen la estúpida (no para ellos, claro) de integrar en una sola placa, la mayor parte de los componentes de un PC. 

¿Y qué ocurre con eso? —Pues ocurre que aumentan muy considerablemente las posibilidades de que por una avería tonta tengas que cambiar la placa entera. Por esta misma razón no me gustan los portátiles. Así pues, he optado por un computador «automontado»; eso que antes llamaban clónicos. Nunca entendí por qué les llaman así. ¿Qué clonaban?

La máquina anterior ha durado 12 años. Ahora miro esta y me digo que posiblemente dure más que yo. La Vida (con mayúscula) tiene la palabra.

Maravilloso el entorno de Google Chrome.
Las tres cuentas de Gmail (las puertas de entrada al sistema de Google) perfectamente sincronizadas en un solo clic. Las extensiones del navegador, el historial de navegación, el bookmark... todo a punto en un plis plas, ¡fantástico!

Prácticamente, ocasiona la mitad de consumo eléctrico que el anterior, el disco duro es sólido. Samsung. Un Terabyte; a 4500 mhz. no quiero más.  Procesador Intel 12ª gen. 18Mb de caché.

Las fotos siempre las tengo en discos exteriores.

32Gb de memoria RAM (esto ya parece la lechera de Vidreras... (¡Ram,Ram,Ram cataplam!)
Ligero como el viento!

Aún me queda un buen rato de adaptación.

Una entrada, esta, que seguramente le importa poco más que nada, a nadie, pero que forma parte de mi nueva idea sobre mi blog. Cuaderno personal significa eso; personal.