Es que llega un momento en que las circunstancias personales que nos envuelven, pierden cualquier clase de importancia. O mejor dicho, se recubren de un manto de recato y vergüenza. Es la sensación que se instala en la mente: Vergüenza por, ni siquiera mencionar las dolencias, las molestias e inconvenientes.
¿De qué molestia propia puede alguien quejarse, cuando observa los ojos de esos niños muriendo de hambre, y que ni siquiera tienen ya energías para llorar? ¿Cómo nos íbamos a quejar? —Imposible frente las imágenes de las madres suplicando, con sus hijos famélicos y moribundos en los brazos. No si has sido padre e inclusive si no lo has sido.
Qué difícil creer en el ser humano, ante tales escenas. Hay violencias que, incluso en un conflicto bélico, no pueden tener explicación. Es violencia gratuita, sadismo, maldad. Matar de hambre y sed, matar por la imposibilidad de recibir ayuda médica o la medicación pertinente. ¡No a una tropa, no! A los civiles; mujeres y niños, ancianos y recién nacidos. No hay frontera.
Lo peor: El mundo habla de ello, como habla de los resultados de la liga de futbol. Más goles, menos goles; más muertos, menos muertos.
¿A quién favorece el árbitro?
—Ah!, pero de verdad hay arbitro?
No; no hay árbitro y a pesar de que las gradas están llenas, nadie protesta. Comen su bocadillo, beben su cerveza y cantan a pulmón lleno.
Y ahora, vomita la bilis y sigue creyendo en la humanidad.


Si Israel no és un estat genocida, ja em diran que ho és. I la resta de països còmplices per omissió.
ResponderEliminarHace pocos días, una charla del médico hispano-palestino Najaty Suliman Jabary levantó alguna ampolla entre quienes recibimos invitación para asistir. El librero que la organizaba advirtió de bajas en el grupo de distribución tras expresar su desacuerdo con el tema: Un siglo de silencios, dos años de genocidio. La, digamos, "hermandad" habitual en otras conferencias que en el pasado condujeron a educado debate (política, historia, literatura...) no resistió las acusaciones sobre esta locura en concreto. Y el doctor no dijo nada que no pudiera comprobarse, que no resistiera un "examen de veracidad imparcial" de la persona más escéptica: abusos, humillaciones, expulsiones, tala masiva de olivos en campos que ya no volverán a crecer... La venda ya no es que tape ojos ni bocas, es que, como bien dices... qué difícil creer en el ser humano.
ResponderEliminarEspero que la universidad, los universitarios, que por cierto ¿a donde están? corten el tráfico en alguna travesía, de verdad lo espero.
ResponderEliminarSolo se mueven si falta el wifi y el internete, pero les suda el nabo lo demás.
No ha habido ni un solo dia que se haya parado una sola clase a nivel provincia, ya no digo estado, y son los estudiantes , universitarios, los que deberían por lógica, manifestarse y removerlo todo.
Aquí el sistema ha triunfado totalmente.
Todo Cristo callado, y si hablan lo hacen que no sea un fin de semana, no sea cosa que jodan el sabado y el domingo y se tengan que ir de manifestación.
Tremendo. Siento verguenza y dolor.
ResponderEliminarMe avergüenza vivir estos tiempos que creía superados. ¿Cuántos niños deben morir, cuantas lágrimas de madres, cuantas bombas deben caer, para que TODOS, pongamos fin a esta barbarie?
ResponderEliminarLa juventud está tan enmohecida que prestan más atención a los conciertos de Bad Bunny, que a la masacre de Gaza. ¡¡¡Y así nos va!!!
Que pena...
Compartimos la misma sensación, nos duele la misma emoción y vamos de la mano en los mismos sueños; ahora pesadillas. Gracias Juan.
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