24 sept 2025

Los ateos también rezan



Seguramente no sea el título más acertado para este escrito. Yoru ya ha fruncido el ceño, pero antes de que empiece a discutir, espero que me deje al menos, la posibilidad de ofrecer mi opinión al respecto.

¿Qué es rezar?

Por bien que los creyentes sacralizan esta actividad propia del ser humano, en realidad es solo una forma de entender una estrategia que resulta ser universal y anterior a cualquier sistema de creencias. Tiene mucho más que ver con la sofrología y la auto persuasión que con un supuesto diálogo con una divinidad que se supone escucha y responde. 
Decía que en realidad se trata solo de una estrategia psicológica, aunque estoy totalmente convencido de que los creyentes me echarían al foso de los cocodrilos por esta afirmación. 
Ante los miedos, las ansiedades, el dolor y cualquier otra forma de sufrimiento, la mente busca un resorte desde el cual poder saltar a una zona de mayor comodidad. Se parece mucho a lo que hace un deportista cuando antes de acometer su reto, visualiza el propósito, los movimientos que ejecutará y en definitiva recrea una imagen previa de lo que quiere conseguir.
El creyente al rezar, ruega, pide, da gracias a una entidad superior en la que deposita su fe. Lo hace a su dios, a un santo, virgen o a fuerzas animistas de las que está convencido le son beneficiosas. Pero si somos objetivos y lo observamos alejados de cualquier creencia, contemplamos mediante el estudio neurológico, que en el rezo se activan las mismas zonas cerebrales que las que activan los ejercicios de sofrología y autoconvencimiento (como el mencionado de los deportistas)
Aquel que no cree en divinidades, ni entidades superiores, santos, o lo que sea en que alguien quiera creer, solo tienen como recurso su propia mente. Por regla general se podría decir que recurren mucho más a la esperanza que a la fe. Entonces los ruegos, peticiones e incluso los agradecimientos, se proyectan a algo tan tangible como es "lo vivo", la "vida". ¿Rezan? — Quizás no se debería llamar así a lo que hacen, pero viene a ser lo mismo. Se trata de un ejercicio de confianza en sí mismo y en la fuerza de la vida para acometer, soportar y superar. Se formula en base a la esperanza. Es rezarse a si mismo. 
A esto, ciertas religiones, tradicionalmente lo han metido en la carpeta de la soberbia y a mi me devuelve en forma de recuerdo aquello de que el "pecado original" era un pecado de soberbia. Qué mal se llevan a veces las competencias...

Un no creyente, nunca se despedirá con aquella afirmación del —nos veremos, si Dios quiere—
Seguramente dirá —nos veremos, si la vida quiere—

Nos veremos en la próxima entrada, si la vida nos lo permite.



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