No es solo la tecnología lo que está evolucionando a una velocidad hasta hace poco impensable.
Suelo decir que los niños del siglo XXI, son una generación con claras tendencias a la precocidad. Son niños y niñas 2.0. Son como las aplicaciones de nuestro móviles: se actualizan constantemente y de forma prácticamente automática. Sorprende ver su facilidad natural para el aprendizaje deductivo. Sorprende ver su predisposición al uso de dispositivos, desde tierna edad. Y como dice un buen amigo, "se les está desarrollando el dedo pulgar para teclear mejor y más rápido y para agarrar mejor los dispositivos de mano"
Bromas a parte, esta manifestación evolutiva, también se da en otras áreas y una que a mi me llama mucho la atención es la faceta artística.
La niña del video, tiene 15 años. En estos momentos sus capacidades para el canto y la forma en que siente lo que canta, sorprende, pero es que esa voz aterciopelada y el sentimiento que emite, ya era igual de evidente hace unos años atrás.
Descubierta en uno de esos programas cazadores de talentos, esta jovencita nacida en Kazajistán, domina a la perfección el inglés y el francés, se defiende en italiano y por si fuera poco dice que su pasión son las matemáticas!!! Daneliya Tuleshova. Tiene su canal en Youtube donde se pueden apreciar su trayectoria y las poco comunes variaciones de su voz con una calidez femenina impropia de su edad.
Lo de menos es, la belleza con la que la naturaleza la ha dotado.
Tengo la impresión de que si la precocidad fuese bien gestionada (lo cual es poco probable), pronto habría que cambiar la fecha de la mayoría de edad. Especialmente en los países del este. Tengo la impresión de este continente al que nos gusta llamar "viejo" está perdiendo aquel estatus de dirigencia, autoridad o liderazgo a favor de otras comunidades. Y tanto es aplicable a las artes, como a las ciencias o las tecnologías.
Pero... a lo que íbamos: A pesar de todo, algo está pasando en la línea de tiempo de la humanidad. Quiero pensar que un trampolín empieza a estar dispuesto para que un salto de calidad sea posible. Los saltos suponen cambios y los cambios casi siempre conllevan dolor y sufrimiento.
Suelo decir que los niños del siglo XXI, son una generación con claras tendencias a la precocidad. Son niños y niñas 2.0. Son como las aplicaciones de nuestro móviles: se actualizan constantemente y de forma prácticamente automática. Sorprende ver su facilidad natural para el aprendizaje deductivo. Sorprende ver su predisposición al uso de dispositivos, desde tierna edad. Y como dice un buen amigo, "se les está desarrollando el dedo pulgar para teclear mejor y más rápido y para agarrar mejor los dispositivos de mano"
Bromas a parte, esta manifestación evolutiva, también se da en otras áreas y una que a mi me llama mucho la atención es la faceta artística.
La niña del video, tiene 15 años. En estos momentos sus capacidades para el canto y la forma en que siente lo que canta, sorprende, pero es que esa voz aterciopelada y el sentimiento que emite, ya era igual de evidente hace unos años atrás.
Descubierta en uno de esos programas cazadores de talentos, esta jovencita nacida en Kazajistán, domina a la perfección el inglés y el francés, se defiende en italiano y por si fuera poco dice que su pasión son las matemáticas!!! Daneliya Tuleshova. Tiene su canal en Youtube donde se pueden apreciar su trayectoria y las poco comunes variaciones de su voz con una calidez femenina impropia de su edad.
Lo de menos es, la belleza con la que la naturaleza la ha dotado.
Tengo la impresión de que si la precocidad fuese bien gestionada (lo cual es poco probable), pronto habría que cambiar la fecha de la mayoría de edad. Especialmente en los países del este. Tengo la impresión de este continente al que nos gusta llamar "viejo" está perdiendo aquel estatus de dirigencia, autoridad o liderazgo a favor de otras comunidades. Y tanto es aplicable a las artes, como a las ciencias o las tecnologías.
Pero... a lo que íbamos: A pesar de todo, algo está pasando en la línea de tiempo de la humanidad. Quiero pensar que un trampolín empieza a estar dispuesto para que un salto de calidad sea posible. Los saltos suponen cambios y los cambios casi siempre conllevan dolor y sufrimiento.
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