Leo en el blog de Emilio Carrillo:
¿Es posible que hablar de paz sea, en realidad, un arma de guerra?
Detrás de las guerras, la de Ucrania u otra cualquiera, se halla siempre la mano de la iniquidad. Exactamente la misma que, desde la industria farmacéutica, ha hecho de la enfermedad, que no de la salud, su negocio; o, desde la industria alimentaria, promueve el martirio y matanza de animales. Son solo dos ejemplos de una lista excesivamente larga y tremendamente dolorosa.
Aunque entiendo perfectamente el mensaje, me sorprende. Puede que la lista sea excesivamente larga, como se menciona, pero podríamos encabezarla con otra "industria".
Podríamos mencionar aquella industria consistente en hacer de la espiritualidad y las creencias un negocio. Negocios a veces muy bien montados, que pueden por ejemplo estar promocionándose a base de canales de Youtube, charlas y conferencias gratuitas, y otras acciones inteligentes que luego desembocan en "Retiros" "Seminarios y Talleres" a base de lo que llaman "aportaciones" y que ascienden a más de 300 euros por un fin de semana y claro, con pensión completa a base de dieta vegetariana. Faltaría más!
Francamente, me convence más el Nazareno. Él, congregó una multitud gratis, en la ladera de una montaña, cerca del Mar de Galilea, sin hoteles, ni equipos de sonido ni "powerpoints" ni hamburguesas vegetarianas. Pan y peces para todos. Esto si que mola!
Sobre esto un amigo, me tachó ayer de "negativo".
Sencillamente: El mismo derecho tienen los que expanden desconfianzas sobre la industria alimentaria o farmacéutica, que los que desconfiamos de tanta "matraca" sobre la industria del más allá. Así de simple y claro.
Por cierto, empiezo a notar -para mi una evidencia- que para algunos la palabra "consciencia" empieza a ser la navaja suiza perfecta y que sirve para todo. Algo así como anteriormente lo fue la palabra "alma" y sinceramente...cansa.
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